Comprender que no somos intocables, es una de las cosas más chocantes y necesarias en nuestra vida, ya que en ocasiones vemos con superioridad los problemas que son ajenos a nosotros y ¡hasta opinamos cómo se deben manejar! Pero cuando las crisis nos llegan, es cuando entendemos y comprendemos que no somos intocables y que las dificultades están a la vuelta de la esquina. Cuando nos afecta vemos que el manejo de las adversidades no es tan fácil como cuando las vemos desde afuera, pues empezamos a tomar en cuenta cada factor en cada una de las tomas de decisiones que nos llevan al límite de tomar ciertos riesgos.
Todos tenemos la posibilidad de afrontar una crisis.
Hasta las organizaciones más poderosas corren el riesgo de sufrir una crisis. Esto se puede evidenciar en la Edad Media con la institución más poderosa de Europa en esa época: la Iglesia. Era una organización que tenía la fuerza suficiente para decir que su palabra era la de Dios y fue así como muchos de sus adeptos simplemente obedecían y seguían sus mandatos, hasta que un día Martín Lutero, un fraile católico agustino, teniendo como fundamento a la Biblia, comenzó a cuestionar las acciones que realizaba la iglesia, creando así un cisma que inspiraría la reforma protestante.
¿Quién lo iba a pensar? Una institución tan fuerte se veía cuestionada y debilitada en el este de Europa por un miembro de ella misma, quien comenzó a ganar adeptos fomentando la lectura bíblica. Y es que las crisis llegan sin avisar, en momentos inesperados junto a sucesos imprevistos y por más que nos preparemos o nos blindemos, no sabemos qué forma tendrá nuestra crisis o cómo nos afectará.
Un ejemplo más actual es la situación que estamos pasando. Esta generación nunca había lidiado con una pandemia que haya cambiado nuestra manera de ver el mundo y nuestro estilo de vida. En mi caso personal, la crisis me tomó por sorpresa en el año que había planeado más viajes en mi vida y en el que por fin podría ver en vivo a uno de mis grupos favoritos, como lo es Wu-Tang Clan. En el 2020, lo único que pude hacer fue escucharlos en Spotify y viajar a través de documentales a través de Youtube pero bueno, no nos desviemos tanto…Volvamos a la Iglesia: estudiar su caso me ha ayudado mucho a comprender cómo manejar las crisis y por fin entender la palabra de moda de este 2020 “Reinventarse”.
¿Cómo se afronta una crisis?
Cuando la iglesia se vio confrontada con la crisis, se vio forzada a mirarse por dentro, a afrontar los posibles errores que la había acusado. Así nace el Concilio de Trento, una reunión eclesiástica desde 1528 a 1563…, sí, una reunión de 35 años buscando reestructurar la iglesia por medio de estrategias para combatir el protestantismo. Aquí aprendí lo importante de abordar la crisis reflexionando sobre mis acciones o el entorno que me llevaron a ella, pero eso sí, seguro no me demoraré 35 años para pensar en mis actos.
Pero sigamos en la Iglesia Católica, en dicha reunión se tocaron los siguientes problemas: la pérdida de sus adeptos, la aparición de un digno contrincante cristiano (El Protestantismo), no se tenía claro cómo contraatacar y su mala reputación. Todo esto llevó a los patriarcas de esta institución a mirarse hacia adentro y tomar decisiones que nunca pensaron que tenían que tomar. Los resultados de la reunión fueron los siguientes:
• Se modificaron asuntos teológicos.
• Contrarreforma: atacar las debilidades del protestantismo.
• Rebranding de la iglesia: artistas del movimiento Barroco.
Reconocer nuestro entorno en medio de la crisis.
Un punto de partida que tomó la iglesia fue el de investigar el clima que se había creado por medio de la crisis. Así se investigaron las necesidades del público que buscaba verdades absolutas como respuestas a las inquietudes que los reformistas les habían formado, pero para hallarlas debían aprender a leer, ya que la mayoría de las personas no sabían cómo hacerlo en la Edad Media. Observaron el punto débil de su contrincante (Los Protestantes) que era la falta de recursos a la hora de exponer su verdad. El Protestantismo no hacía uso de las imágenes ni del arte para llegar a más personas.
Es aquí cuando la iglesia busca comunicar con un estilo espontáneo, impresionante, pasional, sentimental, con un mensaje que conmoviera almas y encontró una respuesta: El Arte Barroco, un movimiento cultural que tenía como características narrar historias, comunicar un mensaje de manera masiva y así convirtieron el acercamiento a Dios en algo sensorial y no racional. Lo hicieron a través de las pinturas, esculturas, música y arquitectura.
Fue así como comenzó el Rebranding de los católicos, por medio del arte barroco que, gracias a sus técnicas en la pintura de luz y oscuridad, realismo, teatralidad, efectivismo y exceso, logró llamar la atención y cautivar al público, volviendo lo divino en una manifestación terrenal que conectaba más con las personas en esa época quienes entendían mejor los relatos bíblicos por medio de las ilustraciones. Este movimiento no solo transformó la manera de ver lo celestial, sino la forma de observar el mundo. El Barroco floreció durante más de un siglo como una serie de manifestaciones artísticas por todo el mundo.
La crisis como oportunidad.
Al ver este caso de la iglesia tan particular, por fin pude entender a lo que se refería nuestro gobierno de Colombia con la reinvención, cómo una crisis fue una oportunidad para impulsar un movimiento que transformó nuestra visual de ver el mundo. Con esta experiencia me tomé el atrevimiento de crear mi lista de cómo manejar mis propias crisis y aplicarlas en mi vida, o para ustedes en sus organizaciones:
– Ten en cuenta que las crisis podrán llegar en cualquier momento.
– No te asustes con una crisis, debes verla como una oportunidad para mejorar tus procesos. – No te desesperes y haz un alto en el camino.
– Analiza las acciones o las circunstancias que ocasionaron la crisis.
– Investiga cuáles son las necesidades que tienes o tiene tu público. – Comprende los resultados de la investigación.
– Crea estrategias que resuelvan tus necesidades o del público.
– Toma decisiones sin temor.
– No le tengas miedo al cambio.